lunes, 13 de agosto de 2007

Konstantino Petros Fotiadis Kavafis

Cavafis, o Cavafy, o Konstantinos Kabaphes (con una barrita sobre la "e", en la transcripción más fiel del griego) ha ido ocupando progresivamente su merecido sitio en la poesía universal, pese a no haber sido al principio muy reconocido (principalmente por escribir en una lengua poco hablada). Nació de padres griegos en la Alejandría de fines del siglo XIX (en Egipto, en la boca del Nilo), un puerto que en ese entonces seguía siendo el crisol de cultura egipcia, siria, griega y judía que más tarde nos mostró el espléndido Cuarteto de Alejandría de Lawrence Durrel, una tetralogía de novelas ambientada en la época de la II Guerra Mundial. Durrel, junto a E.M. Forster y otros, contribuyó a dar a conocer a Cavafis, quien había muerto el 33. Más tarde vendría la "arabización" de Alejandría, que perdió con ella gran parte del cautivador mundo multicultural del que hablan muchos de estos poemas.
Copio de la contraportada de mi antología en inglés de Cavafis: "Es un maestro en la presentación de una escena, de un sentimiento intenso, o de una idea (con frecuencia irónica), en versos directos y sin ornamento". En la introducción W.H. Auden escribe que sus principales temas son "el amor, el arte, y la política, en su sentido griego original". Yo puedo agregar que, a mi juicio, son tres los grupos principales de poemas. Están los de corte erótico, por lo general homosexuales, que para mi gusto no suelen ser los mejores (y lo digo sin una gota de homofobia: es sólo que llega a ser majadero con el "sensual delight"). Están los de corte histórico, que individualmente pueden resultar extraños, pero en conjunto hablan con fuerza del mundo poco conocido, y ciertamente fascinante, del oriente helénico, desde la antigüedad hasta el presente: los reinos griegos post-Alejandro, la sujeción a Roma, Bizancio, el ascenso del cristianismo, la convivencia de lo pagano y lo cristiano. Hay un poema, por ejemplo, Myres (no incluído aquí) ubicado en Alejandría el año 340 d.C., en que un joven pagano habla de un amigo de juergas, excepcional en la pandilla por ser cristiano, que ha muerto, y de cuyo velorio el pagano huye al sentir lo extraño de ese mundo, que le enajena el recuerdo del amigo perdido. Otros hablan de reyes, de poetas, de viajeros... El tercer grupo de poemas son los poemas cortos, que expresan una idea, por lo general melancólica o de conciencia de la temporalidad, a través de imágenes simples y poderosas; esos son mis favoritos. Hay algunos que combinan elementos, por supuesto, como el famoso Esperando a los bárbaros, que usa la caída del Imperio para hablar del cansancio de la civilización, o el no menos famoso Ítaca, que usa el viaje de Ulises para hablar de un tema claramente universal.
La mayoría de los poemas fueron escritos originalmente en griego; la traducción al inglés es difícil, y mi traducción del inglés al español sin duda distorsiona aún más el texto. Es por esto que aparte de mi traducción he mantenido el texto inglés, para que al menos se pueda ver un paso atrás en la traición. Un estudioso chileno de la poesía griega [insertar nombre aquí] publicó hace poco su nueva versión de los poemas de Cavafis, en traducción directa, así que los interesados en este poeta debieran conseguirla.
Muchos de los poemas de Cavafis son ricos en rima y ritmo en su versión griega original, cosa que se ha perdido en la traducción. Tienen rima Las ventanas (aabcddcb), Un viejo (aab ccb dde ffe ggh iih), Monotonía (abab cdcd), Muros (ab ab cd cd, rima homófona –sea lo que sea que eso signifique), La ciudad (abbccdda effggdde, ¡gran poema!), En el puerto (aabbccddaeae) y Fortalecimiento (abcddbbcba).

POEMAS:


LA CIUDAD


Dijiste: "Iré a otra ciudad, iré a otro mar.
Otra ciudad ha de hallarse mejor que ésta.
Todo esfuerzo mío es una condena escrita;
y está mi corazón - como un cadáver - sepultado.
Mi espíritu hasta cuándo permanecerá en este marasmo.
Donde mis ojos vuelva, donde quiera que mire
oscuras ruinas de mi vida veo aquí,
donde tantos años pasé y destruí y perdí".
Nuevas tierras no hallarás, no hallarás otros mares.
La ciudad te seguirá. Vagarás
por las mismas calles. Y en los mismos barrios te harás viejo
y en estas mismas casas encanecerás.
Siempre llegarás a esta ciudad. Para otro lugar -no esperes-
no hay barco para ti, no hay camino.
Así como tu vida la arruinaste aquí
en este rincón pequeño, en toda tierra la destruiste.

TERMINADO

En medio del temor y las sospechas,
con espíritu agitado y ojos de pavor,
nos consumimos y planeamos cómo hacer
para evitar el seguro
peligro que así terriblemente nos amenaza.
Y sin embargo estamos equivocados, ése no está en nuestro camino:
falsos eran los mensajes (o no los escuchamos, o no los entendimos
bien). Otra catástrofe, que no la imaginábamos,
repentina, violenta cae sobre nosotros
y no preparados -de dónde tiempo ya- nos arrebata.

IDUS DE MARZO

Las grandezas teme, oh alma.
Y si vencer tus ambiciones
no puedes, con cautela y reservas
síguelas. Y cuanto más adelante vayas,
sé más observador, más cuidadoso.
Y cuando a tu apogeo llegues, César ya;
cuando tomes figura de hombre famoso,
entonces cuida especialmente al salir a la calle,
dominador insigne de séquito acompañado,
si acierta a acercarse, desde la multitud
algún Artemidoro, que lleva una carta,
y dice apresurado "Lee esto inmediatamente,
son cosas importantes que te interesan",
no dejes de detenerte; no dejes de postergar
cualquier conversación o tarea; no dejes de apartar
a las variadas personas que te saludan y se prosternan ante ti
(las puedes ver más tarde); que espere incluso
el Senado mismo, y conoce al instante
los graves escritos de Artemidoro.

QUE EL DIOS ABANDONABA A ANTONIO

Cuando de repente, a medianoche, se escuche
pasar una comparsa invisible
con músicas maravillosas, con vocerío -
tu suerte que ya declina, tus obras
que fracasaron, los planes de tu vida
que resultaron todos ilusiones, no llores inútilmente.
Como preparado desde tiempo atrás, como valiente,
di adiós a Alejandría que se aleja.
Sobre todo no te engañes, no digas que fue un
sueño, que se engañó tu oído:
no aceptes tales vanas esperanzas.
Como preparado desde tiempo atrás, como valiente,
como te corresponde a ti que de tal ciudad fuiste digno,
acércate resueltamente a la ventana,
y escucha con emoción, mas no
con los ruegos y lamentos de los cobardes,
como último placer los sones,
los maravillosos instrumentos del cortejo misterioso,
y dile adiós, a la Alejandría que pierdes.

LOS SABIOS LOS HECHOS QUE SE APROXIMAN...

Pues los dioses perciben los hechos futuros;
los hombres, los ya ocurridos; los sabios, los que se aproximan.
Filóstrato, Vida de Apolonio
de Tiana, VIII, 7
Los hombres conocen los hechos que ocurren al presente.
Los futuros los conocen los dioses,
plenos y únicos poseedores de todas las luces.
De los hechos futuros los sabios captan
aquellos que se aproximan. Sus oídos
a veces en horas de honda meditación se
conturban. El misterioso rumor
les llega de los acontecimientos que se aproximan.
Y atienden a él piadosos. Mientras en la calle
afuera, nada escuchan los pueblos.

MONOTONÍA

A un día monótono otro
monótono, invariable sigue: Pasarán
las mismas cosas, volverán a pasar -
los mismos instantes nos hallan y nos dejan.
Un mes pasa y trae otro mes.
Lo que viene uno fácilmente lo adivina:
son aquellas mismas cosas fastidiosas de ayer.
Y llega el mañana ya a no parecer mañana.

ÍTACA

Cuando salgas en el viaje, hacia Ítaca
desea que el camino sea largo,
pleno de aventuras, pleno de conocimientos.
A los Lestrigones y a los Cíclopes,
al irritado Poseidón no temas,
tales cosas en tu ruta nunca hallarás,
si elevado se mantiene tu pensamiento, si una selecta
emoción tu espíritu y tu cuerpo embarga.
A los Lestrigones y a los Cíclopes,
y al feroz Poseidón no encontrarás,
si dentro de tu alma no los llevas,
si tu alma no los yergue delante de ti.
Desea que el camino sea largo.
Que sean muchas las mañanas estivales
en que con cuánta dicha, con cuánta alegría
entres a puertos nunca vistos:
detente en mercados fenicios,
y adquiere las bellas mercancías,
ámbares y ébanos, marfiles y corales,
y perfumes voluptuosos de toda clase,
cuanto más abundantes puedas perfumes voluptuosos;
anda a muchas ciudades Egipcias
a aprender y aprender de los sabios.
Siempre en tu pensamiento ten a Ítaca.
Llegar hasta allí es tu destino.
Pero no apures tu viaje en absoluto.
Mejor que muchos años dure:
y viejo ya ancles en la isla,
rico con cuanto ganaste en el camino,
sin esperar que riquezas te dé Ítaca.
Ítaca te dio el bello viaje.
Sin ella no hubieras salido al camino.
Otras cosas no tiene ya que darte.
Y si pobre la encuentras, Ítaca no te ha engañado.
Sabio así como llegaste a ser, con experiencia tanta,
ya habrás comprendido las Ítacas qué es lo que significan.

CUANTO PUEDAS

Y si no puedes hacer tu vida como la quieres,
en esto esfuérzate al menos
cuanto puedas: no la envilezcas
en el contacto excesivo con la gente,
en demasiados trajines y conversaciones.
No la envilezcas llevándola,
trayéndola a menudo y exponiéndola
a la torpeza cotidiana
de las compañías y las relaciones,
hasta que llegue a ser pesada como una extraña.

TROYANOS

Son los esfuerzos nuestros, de los desventurados,
son los esfuerzos nuestros como los de los troyanos.
Algo conseguimos; nos reponemos
un poco; y empezamos
a tener coraje y buenas esperanzas.
Pero siempre algo surge y nos detiene.
Aquiles en el foso enfrente a nosotros
sale y con grandes voces nos espanta.-
Son los esfuerzos nuestros como los de los troyanos.
Creemos que con decisión y audacia
cambiaremos la animosidad de la suerte,
y nos quedamos afuera para combatir.
Mas cuando sobreviene la gran crisis,
nuestra audacia y decisión desaparecen;
se turba nuestra alma, paralízase;
y en torno de los muros corremos
buscando salvarnos con la fuga.
Empero nuestra caída es cierta. Arriba,
sobre las murallas, comenzó ya el lamento.
Lloran sentimientos y recuerdos de nuestros días.
Amargamente por nosotros Príamo y Hécuba lloran.

EL CORTEJO DE DIONISIO

Damon, el artista (otro más diestro
no hay en el Peloponeso), en mármol
de Paros está elaborando el cortejo
de Dionisio. El dios en gloria excelsa
adelante, con ímpetu en su paso.
Desenfreno detrás. Al lado de Desenfreno
la Embriaguez escancia a los Sátiros el vino
de una ánfora coronada de hiedras.
Cerca de ellos Vino Dulce el indolente,
los ojos semicerrados, dormilón.
Y más abajo vienen los cantadores
Melodía y Dulce Canto, y Festejo que nunca
deja apagarse la venerable antorcha
de la procesión que él sostiene; y la Ceremonia, muy digna.-
Esto está haciendo Damon. Y junto a ello
su pensamiento de cuando en cuando considera
la recompensa del rey de Siracusa,
tres talentos, mucha cantidad.
Con sus otros dineros y con éste
cuando ingresen, como persona acomodada ricamente va a vivir
y podrá entrar a la política -¡qué alegría!-,
también él en la asamblea, también él en el ágora.

REYES ALEJANDRINOS

Se reunieron los alejandrinos
para ver a los hijos de Cleopatra,
a Cesarión, y a sus hermanos pequeños,
Alejandro y Ptolomeo, a quienes por primera
vez sacaban afuera al Gimnasio,
para proclamarlos allí reyes,
en medio de la brillante parada de los soldados.
Alejandro -lo nombraron rey
de Armenia, de Media, y de los partos.
Ptolomeo -lo nombraron rey
de Cilicia, de Siria, y de Fenicia.
Cesarión estaba de pie más adelante,
ataviado con seda rosada,
en su pecho un ramo de jacintos,
su ceñidor una doble hilera de zafiros y amatistas,
atadas sus sandalias con cintas
blancas recamadas con perlas color rosa.
A éste lo nombraron con rango mayor que a los pequeños,
a éste lo nombraron Rey de los Reyes.
Los alejandrinos comprendían ciertamente
que todo era palabras y teatro.
Pero el día era cálido y poético,
el cielo un claro azul,
el Gimnasio alejandrino una
triunfal hazaña del arte,
el lujo de los cortesanos espléndido,
Cesari6n todo gracia y belleza
(hijo de Cleopatra, sangre de los Laghidas):
y los alejandrinos corrían ya a la fiesta,
y se entusiasmaban, y aclamaban,
en griego, y en egipcio, y algunos en hebreo,
encantados con el bello espectáculo
-a pesar de que ciertamente sabían cuánto valía eso,
qué palabras vacías eran esos reinos.

FILOHELENO

Cuida que el grabado se haga artísticamente.
Expresión grave y majestuosa.
La diadema mejor más bien estrecha;
aquellas anchas de los Partos no me gustan.
La inscripción, como de costumbre, en griego:
no exagerada, no pomposa
-que no lo malinterprete el cónsul
que siempre rebusca para denunciar a Roma-
que sea empero ciertamente honrosa.
Algo muy escogido en la otra cara:
algún hermoso discóbolo adolescente.
Sobre todo te recomiendo preocuparte
Sithaspe, por Dios, no olvidarse
después de Rey y Salvador,
que se grabe con letras elegantes, Filoheleno.
Y ahora no me vengas con agudezas,
que "¿Dónde están los helenos?" y "¿Dónde la lengua griega
aquí detrás del Zagro, más acá del Fraata?"
Puesto que tantos y tantos más bárbaros que nosotros
lo escriben, lo escribiremos también nosotros.
Y por último no te olvides que a veces
nos llegan sofistas desde Siria,
y versificadores, y otros que se ocupan de necedades.
De modo que no tenemos tan poca cultura helénica, creo yo,

LOS PASOS

En un lecho de ébano ornamentado
con águilas de coral, duerme profundamente
Nerón -inconsciente, tranquilo, y feliz;
en la plenitud del vigor de la carne
y el hermoso brío de 1a juventud.
Pero en la sala de alabastro que encierra
el antiguo larario de los Aenobarbos
qué inquietos están los Lares.
Tiemblan los pequeños dioses hogareños
y tratan de ocultar sus cuerpos insignificantes.
Porque escucharon un ruido siniestro,
un ruido mortal que asciende las escalas,
pasos metálicos que hacen estremecerse los peldaños.
Y desfallecientes ahora los míseros Lares,
se esconden en el fondo del larario,
se empujan unos a otros y tropiezan,
y un pequeño dios cae sobre el otro,
pues han comprendido qué clase de ruido es éste,
han percibido ya los pasos de las Furias.

TUMBA DE LISIAS, EL GRAMÁTICO

Muy cerca, a la derecha cuando entras a la biblioteca
de Berito, enterramos al sabio Lisias,
el gramático. El lugar es muy apropiado.
Lo colocamos cerca de sus cosas a las que recuerda
también allá acaso - escolios, textos, filología,
variantes, opúsculos con abundante interpretación de helenismos.
Y además así será vista y honrada por nosotros
su tumba, cuando pasemos a los libros.

LO RIESGOSO

Dijo Mirtias (un estudiante sirio
de Alejandría: bajo el reinado
de augusto Constante y augusto Constancio,
gentil en parte, y en parte cristianizado):
"Fortalecido con meditación y estudio,
yo no temeré a mis pasiones como un cobarde.
Mi cuerpo a los placeres entregaré,
a las delectaciones soñadas,
a los más atrevidos deseos amorosos,
a los lúbricos impulsos de mi sangre, sin
ningún temor, porque cuando quiera –
y tenga decisión, fortalecido
como estaré con meditación y estudio –
en los momentos críticos he de reencontrar
mi espíritu, igual que otrora, ascético".