viernes, 31 de agosto de 2007

Juan Carlos Vásquez

Valencia-Venezuela (1972). Tiene estudios de Publicidad y Administración de Aduanas, como narrador ha publicado un libro de relatos Pedazos de Familia, Ediciones Estival Teatro, Maracay-Venezuela (2000). Sus escritos aparecen en Antologías Poéticas publicadas en México, Chile, Estados Unidos y en España, en la Revista Voces (La Coruña). Fue miembro de El Hueco Asociación Cultural (2001), Miami y Spanic Attack Organización Cultural (2004), Nueva York. Ha obtenido distinciones en el Concurso de Poesía Pro lingüístico y Multimedia Premio Nosside, Calabria-Italia. Edición XXI (2005) y Edición XXII (2006). Actualmente está finalizando un cuaderno de poemas, Cansancio de Poesía y un libro de relatos, Relaciones, que trata sobre lo contradictoria y angustiante que resulta la perspectiva humana. Ha vivido en Miami, Tampa (Florida), y Nueva York. Desde el 2005 reside en San Francisco (California).

POEMAS:

TENDERLOIN (SAN FRANCISCO)

Muertos moviendo,
desnudos crepitando en el desfile del amor,
el regreso de las ambulancias
sin pistas,
cuando estoy al borde celebré
y quiero por lo tanto
caricias,
ayúdame a dormir
noche,
de 6 a seis ha pasado
meses
entre inciensos sobre sepulturas,
ascua astral,
Júpiter compacto en pipas,
no puede ser mi rostro ese,
el rostro del domingo
al mediodía.
Sino fueran las doce y tuviera
algo que hacer estas malditas sirenas
de ambulancia no me atormentarían
con sus lamentos,
cómo recobrar a puñetazos
el silencio de las calles,
cómo destruir con un pico
la vena de los recuerdos
sin meterme a la bañera
y masturbarme.
Hay un horrible olor a cerveza,
tan romántico y patético,
ideas de escape,
frases cursis de despedida.
Si tuviera un perro él a ladridos
me convenciera pero no tengo perro,
sólo noches que se relamen
con desprecio
y en vez de protestar
todo me causa una terrible
y angustiosa risa.

TERCER PISO (HOTEL WARFIELD)

me amordazo me des-amordazo
y cuento hasta tres,
incompleto,
en una ansia carente,
lleno de símbolos que nada dicen
e invento
este paraíso de instantes que luego cobra
reduciendo mi tiempo a la mitad.

Duermo cansado ante la medianoche,
y despierto cansado ante la mañana
entre visiones
y nadie responde para comenzar
de nuevo,
como si hubiese un sentido,
despertar, hacer lo que se supone
hacen los que tienen vida,

Un pulso sin nombre
Parece estirarnos,
Sonidos que chocan.

Cuándo la calle con mis hermanos,
cuándo la noche con las sombras,
mirando los números
siento náuseas y me duele todo,
subiendo, descendiendo,
como en un juego infantil
de tobogán.

Abajo está la muerte y
espumea, arrincona y todos
le aplauden.
abajo las personas son grises,
moradas
y no hay sol.
Al descender del tercer piso
inicio mi acercamiento
a la tierra...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Juan, me encanta tus poemas, hace mucho que no te veo, desde New York, besos...
Alejandra

Anónimo dijo...

any updates coming ?