martes, 10 de marzo de 2009

Johnny Barbieri

(Lima, 1966) es poeta, narrador y editor. Integrante de la generación poética peruana del 90. Fue formado en la enseñanza budista (1973-1977), lo que marcaría sus primeros textos. Hizo estudios en Lengua y Literatura en la Universidad Nacional Federico Villarreal y Sociología en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. En 1990 fundó la agrupación poética Noble Katerba. Además integró en 1995 el grupo nihilista La Mano Anarka. Sus poemas han aparecido publicados en diversos diarios, revistas y páginas web del Perú y del extranjero, así como en diversas antologías poéticas.
Ha publicado los siguientes poemarios: Branda y la Mesón de los Pandos (1993), El Libro Azul (1996), MAKA (1999), Jugando a ser Dios (2000), Carne de mi Carne (2002), La Virgen Negra (2003), Libro Hindú (2005) y Yo es otro (2007).
El año 2003 obtuvo el Premio Nacional de Educación HORACIO con la obra Viajando a Nairobi. Hizo una Maestría en Literatura Peruana y Latinoamericana en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Recientemente ha participado en un encuentro de poetas del mundo en Chile (2008). Actualmente preside el proyecto editorial Casa Barbieri Editores.

Poemas de Johnny Barbieri

La luz es gris en abril la luz es gris
el perro del dieciséis está muerto pero todavía muere ante mis ojos
recuerdo las rondas que hacía sobre sí décadas enteras
los círculos sobre sus miedos
sus caninos destruidos por la vejez
El perro que tenía el aullido del dolor la patada del enemigo clavada
...........................................................en el estómago
ha muerto sin ladrar nunca
está muriendo viéndose morir lentamente está muriendo
le han crecido alas
hay alas que van volando hasta alcanzar aquella muerte
yo le acariciaba el pelo ensortijado le cepillaba los dientes
él me abrazaba
sus ladridos fueron mudos silenciosos secos
en abril se llenaron de una tos incontrolable
la luz se hizo gris y gris se hizo la luz
y en un rincón la ausencia esperaba para devorarnos
el perro ladró sin ladrar
le brillaron los ojos graznó la noche entera
yo recuerdo su cuerpo oscuro su oscuro sueño
el corcel oscuro casi negro que vino y se lo llevó
el cadáver del animal muerto abandonado se eternizaba
...................ante mis ojos que ya no lloran más
la luz es gris
ahora la luz es gris en abril
hay un sol hecho de cirios oscuros
y nos alumbra
el perro del dieciséis ladra el funeral y da vueltas
ladra el funeral presintiendo que nada termina nunca.

1

unas manos elegidas para la crucifixión un escalpelo para seccionar la mano que aún poseen los dolores un madero de hule recién tallada a la medida de tu cuerpo bálsamo para aromar tu cabeza cuando se desprenda de tu tronco mirra para tus pies que han de andar descalzos sobre la grama incinerada azafrán para tu heredad antes que los pájaros bajen de los cielos y coman de tus ojos tálamo para tu cuerpo cuando converjan los ángeles sobre tu corazón y te lleven con ellos hacia la gran luz que ilumina el mundo.


CISNE EN PRIMAVERA 1

También en primavera mueren los cisnes
y allí flotaba muerto un domingo
en ese lago descascarado por el viento
Mi cisne giraba como las manecillas del reloj
distinguí sus alas rotas
su pecho perforado por una bala que atravesó su corazón
Un trozo de lago se había coagulado cubierto por la sangre
de mi cisne roto
las mujeres gritaban aterradas al verlo deshecho bajo el sol
los perros ladraban asustados presintiendo el fin
todo el lugar quedó consternado al ver al cisne en una muerte eterna
En primavera murió mi hermoso cisne
hoy está sobre un lago
tendido con el corazón en la mano
petrificado ante las miradas de todo el mundo

Yo lo lloro.

DIEZ

Cuatro espaldas decrépitas componen las paredes de mi casa
los ojos miopes son las ventanas por donde entra el verano
con sus viejas trivialidades ya olvidadas
la puerta es una enorme boca con incisivos amarillos
hay una oreja roja diseccionada
una luz tenue dispersa
y un surco de centellas abriéndose paso por donde
crece la hierba
En una de las espaldas he pintado el mar
y sobre ella un navío en llamas
y sobre el navío un caballo de obsidiana huyendo
...................................despavorido por el campo
En mi sala hay muebles de cristal
una mesilla de mimbre
dos candelabros
y una utopía despedazada tirada por el suelo
En la ventana
tengo una estatua de sal de Dios en el horizonte
creando el mundo
allí está la griega mirándonos a través del vidrio
allí están sus grandes ojos buscándonos
de lado a lado por toda una vida
Tengo un perro con espuelas y con la noche rabiosa
es negro
y tiene hormigas en la espalda
En mi habitación hay veintitrés flores petrificadas
un rayo clavado en el suelo
algunas calles desconocidas por donde
voy huyendo de la noche
Tengo por espejo un lago
una hielera de días de invierno
cuatro ranas muertas colgando de la vieja vitrina
Hay un desierto al este por donde sale el sol
por ratos camino a solas
recordando cosas y cosas
hasta que llega la hora de volver
y estoy solo
solo otra vez con un atado de nervios
y un silencio sepulcral
quizás hubiese preferido abandonarlo todo
ir a París puntual a los diecisiete años
casarme con la griega en Santander
dosificar mejor estos martes interminables
Pound estaría mejor acomodado en mi cajón
y yo ya no estaría buscando a nadie
por estas cuatro paredes del cuarto donde me desangro
hasta morir.

DIECISIETE

Un ataúd para Rosa Vrúbel
busco un ataúd rojo para sus escupitajos
una hora del día para construirle el camino
por donde irá exhumando muertes
Rosa náutica Rosa ascética Rosa agnóstica
toda rosa reluciente
María Rosa Vrúbel tuvo para sí
los fantasmas que llegaban por las tardes
y se tragaban la luz de sus ojos
Cogí una rosa del jardín
y la rosa me clavó sus espinas y me cortó las venas
habitó mi alcoba
mezcló su sangre con la mía
se amarró a mi cuerpo por siglos
La rosa se hizo un puñado de lumbre
e iluminó la vida mi vida
ésta vida que escogí para vivirla
tirada hacia las cosas que más amo
hacia la real irrealidad de siempre
allí donde estoy atado a tu piel
a tus entrañas
a tu Cracovia natal
Rosa Vrúbel tiene la edad de la media luna
el cuerpo de los quejidos que nadie soporta
tiene por sueño la podredumbre de los pasos
que se van para no volver
de las mariposas que vuelan y se parten en dos
en DOS largos gritos
Es dos de octubre y los árboles se parten en dos dos veces
en dos las rosas
en dos los caminos por donde regreso a casa
Rosa es la noche dos veces
Rosa las constelaciones dos veces
El recuerdo de Rosa crece en este rincón donde
está pintada con sus senos pequeños
sus violines sus murciélagos su migraña
su cárcel sus balas sus tatuajes sus traumas
y etc etc etc.

III

Lo azul era pequeño
el raudo giro a la derecha era pequeño
el cielo poseía lo azul de tu confín soñado
lo sucio de tus ojos
dos nubes engrapadas a lo largo de tu existencia
el piso del cuarto estaba cargado de polvo
las bancas de los parques estaban cargadas de viejas cicatrices
un árbol sin hojas exhibía sus pulmones enfermos
un perro desconocido excavaba hasta perderse bajo la tierra
las calles estaban vacías largas como nunca
toda esa vastedad de imaginarte se había reducido
a un par de imágenes fijas monótonas
que se hacían indistinguibles
atrás quedaban los vanos gritos
los atajos a la noche
el ir a no sé donde con los muñones de una utopía
en la mano
sólo ir perderse largarse de inmediato
envejecer en un rincón cualquiera
a solas
y morir de una vez para que todos te olviden.

VIII

Hubo un verano con una ventana que daba al sur
una golondrina apuñalada arrastrándose por la terraza
velámenes clavados al mar
hubo un espejo vacío para mirarnos el resto del día
alambreras que nos envolvían los pies
ramajes artificiales creciendo alrededor nuestro
al compás de un violín atado a las rieles de un tren
que viene a lo lejos
es posible que la historia se haga ahí
ante los lazos de esta red que nos envuelve
es posible estos líquidos largos este socavón
este romper las rejas y escapar
hay candelabros encendidos líneas longitudinales al óleo
caminos de saúcos multicolores que conducen hacia lo inefable
hay semillas regadas por el suelo
pájaros acéfalos regados por el suelo
constelaciones y diluvios regados por el suelo
y nada es suficiente en este día
y nada es más suficiente que un grito repitiéndose por años
ante el silencio inevitable que nos envuelve
a todos.

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1 Poema rehecho teniendo como base el poema de Charles Bukowski, Cisne de primavera.

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